Se recuperó para ello el patio de acceso a la antigua Biblioteca Pública del Miradero, contiguo a la sede del museo y que se hallaba en absoluto estado de abandono, convirtiéndolo en un universo de arte y naturaleza de 2.000 metros cuadrados, donde a partir de ahora podrá visitarse la obra de grandes escultores nacionales e internacionales. Señaladas piezas de Jorge Oteiza, Miquel Navarro, Dagoberto Rodríguez, Kcho, Alberto Corazón y Arturo Berned, se exhiben con la perspectiva de fondo de un colosal mural fotográfico de José Manuel Ballester que, a modo de trampantojo, convierte un muro ciego en una enorme ventana abierta al horizonte de Castilla-La Mancha.
Un conjunto inicial de nueve piezas de los mencionados siete artistas que irán rotando y ampliando su espectro con el fin de que el proyecto sea un verdadero catalizador de la creatividad de escultores contemporáneos, como lo fue el jardín de San Marcos en Florencia durante el Renacimiento, propiedad de los Medici, o los barrocos de Versalles y Fontainebleau en el área de París, y como lo siguen siendo para la creación contemporánea otros ejemplos de grandes museos tal que el MoMA de Nueva York o el monumental parque de Storm King Art Center en el mismo estado.