Sus orígenes fundacionales se remontan a una serie de reuniones celebradas por varios compañeros pertenecientes a las Fuerzas Armadas, y con destino en La Academia de Infantería, con personas de gran relevancia en la ciudad en el ámbito político, social y cultural de la época. De dichos contactos surge la necesidad de participar en la Semana Santa toledana, de una forma activa a la vez que austera, en un acto penitencial, en el que, procesionalmente, se realice un Vía Crucis.
Toma su nombre de la Cruz de madera existente en el callejón de Barrio Rey de la ciudad de Toledo, la cual lleva un letrero con la inscripción “Cristo de la Buena Muerte”.
Se supone que debió existir antiguamente una cofradía con este nombre, la cual aún no se ha podido documentar. Tan solo existe alguna reseña histórica que relata que “pintado sobre una cruz de madera, con la Virgen de los Dolores a sus pies, se halla el Cristo de la Buena Muerte, dentro de una urna de madera y cristales, maltrecho por las injurias del tiempo, en la angosta calleja o travesía que va de la plazuela de Barrio Rey a la cuesta del Alcázar”. Dicha hornacina se encuentra ubicada allí desde principios del siglo XVII.
La caracteriza su austeridad, ausencia de ornamentación y la meditación de las estaciones del Vía Crucis rememorando el sufrimiento de Cristo en su Pasión y Cruz, acompañándole en sus últimos momentos de vida terrenal. Su marcha procesional va marcada por un tambor desafinado.
Los cofrades visten un hábito franciscano con capucha calado sobre su cabeza y un farol antiguo de vela en la mano formando dos hileras. Abre la comitiva una cruz luminosa con un lema: “Oye la voz que te advierte que todo es ilusión menos la muerte”.
Monasterio de Sam Juan de los Reyes, Calle del Ángel (1ª Estación); Calle Santo Tomé, ante el Cristo (2ª Estación); Calle de El Salvador, al final de la misma (3ª Estación); Cjón. de Sta. Úrsula; Calle Santa Úrsula; Trav. de Sta. Isabel; Convento de Sta. Isabel (4ª Estación); Calle Sta. Isabel; Pza. del Ayuntamiento (5ª Estación); Calle del Arco de Palacio (6ª Estación); Calle Nuncio Viejo; Pza. Amador de los Ríos (7ª Estación); Calle Navarro Ledesma; Pza. de Tendillas; Calle Instituto (8ª Estación); Calle Cardenal Lorenzana; Pza. de San Vicente; Callejón del Abogado, Calle Santa Clara (9ª Estación); Pza. Santa Clara; Convento de Santa Clara; Pza. de Santa Clara; Cobertizo de Santa Clara; Cobertizo de Santo Domingo el Real; Pza. de Santo Domingo el Real (10ª Estación); Calle Buzones; Pza. de la Merced (11ª Estación); Calle Real (12ª Estación); Puerta del Cambrón (13ª Estación); Calle Reyes Católicos, entrada al Monasterio de San Juan de los Reyes (14ª Estación). Curiosidades: El Vía Crucis hace estación en dos de los conventos de monjas franciscanas de Santa Clara y de Santa Isabel de los Reyes. La Cruz de guía es luminosa y en ella se puede leer: “Oye la voz que te advierte que todo es ilusión menos la muerte”.
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